ENTRE RÍOS.- El cura Justo José Ilarraz fue condenado a 25 años de prisión por abuso y corrupción de menores contra niños de entre 10 y 14 años, mientras se desempeñaba como preceptor en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo de Paraná, entre 1985 y 1993.
Por unanimidad, los jueces Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel lo sentenciaron a la pena máxima que establecía el Código Penal de ese entonces para el segundo sacerdote de la Iglesia Católica, preso en Entre Ríos por abusos sexuales.
Prisión domiciliaria
Frente a numerosos familiares y amigos de las víctimas y al hermano del cura, entre otros presentes durante la lectura, los magistrados encontraron culpable a Ilarraz de promoción a la corrupción de menores agravado, por ser encargado de la educación de los mismos, en cinco de los casos denunciados.
En tanto, fue declarado culpable de abuso deshonesto de las otras dos víctimas que lo denunciaron y testimoniaron en el juicio, quienes hoy tienen 40 años.
Asimismo, los jueces ordenaron la prisión domiciliaria del cura, quien permanecerá alojado en la Alcaldía hasta que se pueda cumplir la orden del Tribunal.
Juicio histórico
Se trata del segundo juicio en Entre Ríos contra un integrante de la iglesia Católica, tras la condena a 25 años de prisión efectiva, también por abusos, al cura Juan Diego Escobar Gaviria en septiembre de 2017.
Durante casi un mes de audiencias, testificaron 24 curas, cuatro ex sacerdotes, tres obispos, las víctimas y sus familiares e Ilarraz.
El sacerdote condenado manifestó que “todo fue un plan orquestado por una víctima”.
La fiscalía y las querellas habían solicitado 25 años de prisión efectiva. Los jueces leerán la sentencia, con los fundamentos del fallo, el próximo viernes 1 de junio a las 8 en los Tribunales de la capital entrerriana.
“Comenzó la Justicia”
Fabián Schunk, una de las víctimas de abuso de Ilarraz, aseguró que “después de tantas pesadillas, este era el momento que soñaba”, tras escuchar la condena al cura.
“Hemos dejado que la Justicia diga lo suyo y ya ha comenzado la justicia”, expresó uno de los siete denunciantes que atestiguaron contra el cura, quien abusó a niños de entre 10 y 14 años, mientras se desempeñaba como preceptor en el Seminario de Paraná, entre 1985 y 1993.
Schunk, que presenció la lectura en primera fila junto con la familiares y amigos, remarcó a la prensa que “se tuvo que vencer la vergüenza, el dolor y tener a alguien al lado”. “Para declarar, tuvimos que romper el silencio y la vergüenza que nos impusieron”, añadió.
Más víctimas
“Nosotros -continuó Schunk- sabemos que muchos de nuestros ex compañeros son víctimas de él. Cuando apareció la octava víctima se abrió una puerta y quizás esto los aliente (a declarar)”.
Por otro lado, visiblemente quebrado, pidió que “la Iglesia aprenda” de la causa. “Esto no se puede esconder y tiene que aparecer más gente responsable”, enfatizó. Además, dijo que siente “tristeza por quienes ocultaron esta situación, ya que fueron nuestros padres”. En esa línea, recordó que “dejamos nuestros padres en el campo para estar en manos de ellos, e hicieron la vista gorda y nos dejaron en manos de un tipo que hizo lo que quiso con nosotros”.
Finalmente, le solicitó al papa Francisco que “mire a su pueblo”. “Este es el momento para que haga algo porque la gente descree y necesita que mantengan la poca fe que les queda”. (Télam)
Las víctimas
Los jueces del tribunal ordenaron la prisión domiciliaria del cura hasta que la condena quede firme.
Es la segunda pena de prisión contra un sacerdote católico en Entre Ríos por abusos sexuales. El año pasado, el cura Juan Diego Escobar Gaviria fue condenado también a 25 años de prisión por abusos.
El tribunal declaró culpable a Ilarraz de promoción a la corrupción de menores agravado, al ser encargado de la educación de los mismos, en cinco de los siete casos denunciados.
Además, fue declarado culpable de abuso deshonesto agravado, por ser encargado de la educación de las otras dos víctimas que lo denunciaron y testimoniaron en el proceso oral.
Representantes de la Red de Víctimas de Abuso Eclesiástico estimaron que el número de personas que en su infancia y adolescencia fueron víctimas del cura llegaría a los 40.
“Es un esfuerzo muy grande ir contra el prestigio y el silencio que impone una institución como la Iglesia Católica, con tanto poder y fuerza para someterte”, expresó Gabriel Cuesta, integrante de la Red.
Un Precedente judicial
El Fiscal calificó de histórica la condena
El fiscal Francisco Ramírez Montrull calificó de histórica la condena a 25 años de prisión para el cura Justo José Ilarraz, por abuso y corrupción de menores de entre 10 y 14 años, mientras era preceptor en el Seminario de Paraná, entre 1985 y 1993. “Esto es histórico porque hay muchas otras causas abiertas a lo largo de todo el país; hoy la palabra de la víctima vuelve a ser escuchada”, dijo el fiscal, quien afirmó que la sentencia sirve para que se denuncien estos casos. “Hay personas que son víctimas pero no dimensionan lo que les afecta el abuso y siguen sus vidas, hasta que en un momento logran hablar”, añadió. (Télam)